martes, 19 de marzo de 2013

Día del padre

Puede que no vea crecer tus canas bajo mis ojos;
o que no sean tus arrugas las precursoras de mi madurez,
puede, incluso, que no llegue a vivir mi futuro, los dos solos
pero pido en un día como hoy que ciertas cosas perduren.

Como nuestras filosofías contradictorias en un sofá cualquiera,
o nuestras peleas temporales en un momento dado,
que no olvide tus lecciones que me formaron de manera honesta
ni tu técnica, primero el corazón, después lo demás, para dar un abrazo.

No puedo desearte más este día porque no hay noche sin ti,
eres el pilar de una vida, pues tuya es la mía, así como mía la tuya,
pues aunque sea un difunto sentimiento el de hoy, no puedo más que reír,
reír, porque contigo compartí lo que quizás en nadie más fluya:
que padre, te trae a un mundo, para defenderte de él y de ti.

Y si hoy al dormir, suelto sal por mis ojos, no sufras,
tú me enseñaste a que un hombre rudo llora tanto o más que el débil;
pues no es una lágrima un amargo candelabro de penas crudas
es el sentimiento de confianza, al llorar frente a alguien que te ve sufrir.

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