lunes, 26 de enero de 2015

Tonterías



Al cálido abrigo del fuego de la chimenea, Bávaro bebía de su ya hastiada copa de vino. Siempre tres sorbos, después, alimentaba la llama que su luz le profesaba.
Su mirada se dirigía a la hoguera, mas, sin embargo, no veía nada. Solo pensaba en ella.

Ella que tanto le había aportado a sus cantares, a sus melodías, a sus sueños...ella que le había conferido el vigor que solo la certeza de una magia incomprensible podía llegar a responder...ella, que desde que su vida invadió logró hacer que sus tonos al cantar fuesen más graves, y su timbre al hablar, más agudo.

Sin embargo, fue como un sol, un astro fugaz. Llegó de manera tímida, proyectó toda capacidad lumínica en su vida y, finalmente, de manera astral, imparable e incomprensible lo sumió todo de nuevo en penumbras.

"Tonterías..."

Era creíble, aunque no muy a su pesar, cierto, que quizás su reciente éxito se debiese, en parte, a que se había vuelto loco, y ella, su piel nueva cada mañana pues la acariciaba hasta el extremo, fuese mentira.
Que sus labios, conocedores de los suyos más que otro ser en el universo, no existiesen.
Que sus ojos, proyectores de todo camino que él tomaría sin mirar atrás, nunca hubiesen estado frente a él.

"Tonterías..."

Pero sin embargo, si fuese cierto, se negaría. Habían hecho el amor en cada parte de aquella casa, en cada parte de él...¡Si hasta se ensimismó en violar la virginidad del piano para recordarla en cada concierto!

No, ella había existido...ella era magia, pero claro, de haberse quedado...¿Qué esperanza quedaría para un mundo ya tetrapléjico de no sentir en sus venas una chispa de incomprensible misterio?

No, ella debía ser suya...pero pertenecía al mundo entero.

"Tonterías..."

Y mientras se daba cuenta de que gracias a ella su voz conmensuró la más bella de las tonalidades, que todo un mundo disfrutaba de sus canciones porque un hada masturbó su espíritu hasta ser capaz de sacar lo mejor de sí, lo confesó:

"Te amo..."

Y una mano tocó su hombro, sin llegar a saber si era la de ella, o la de un empleado del psiquiátrico, la pastilla en su vino hizo efecto rápidamente.

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