martes, 9 de diciembre de 2014

Preludio


De qué manera cabe tu tú en mi,
de qué manera no olvido cada yo en tu nuestro;
porque soy yo el destino de una noche sin dormir,
porque soy lo que queda de un callar que rompe un silencio.

Vuelve hoy, y mañana, y no te vayas ayer,
espera a que el tiempo me dé una razón, espera,
que me caben miles como tú al intentar creer,
y solo una cuando encuentro la esperanza perfecta.

De qué manera cabe una voz que no me calla en mi mente,
una que me repite hasta matar, y muerto siendo hablado,
porque te oigo en cada sonata ártica de un invierno ingente,
porque calientas el hielo de una poesía que aún no he arrancado.

¡Vuelve pero para volverte a ir!
Que tu marcha es mi mejor razón para buscarte,
y mientras el frío es un tirano enamorado de tu reír,
yo soy quién te espera, sin dejar de mirarte,
sin olvidar lo alto que llegaste.

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