martes, 28 de enero de 2014

La muerte de un personaje.

Hay cosas que me resultan difíciles de explicar. Entre ellas, como me siento al verme capaz de escribir una pieza poética, atesorarla, guardarla, saber que es mía y que así la siento. Otra es la capacidad que creo poseer para empatizar con algunos de mis personajes, y, en última instancia, como siento la muerte, desventura y mala suerte de cada uno de ellos.

Cierto es que yo puedo elegir su destino, pero creo que es mejor ser fiel a la historia que a los intereses personales, y por ello me he visto en más de una ocasión llorando por la muerte de un ser que no existe, pero que yo he creado, que he usado y conocido durante meses o incluso años.

Hoy he terminado con la vida de uno de ellos, y la tristeza que me produce me hace pensar que debe sentir un escritor al ver que dicho personaje, en un futuro, es celebrado.

Véase Severus Snape en Harry Potter.
Véase Boromir en El señor de los Anillos.
Véanse los cientos de personajes que dan su vida para demostrar la valía de una causa, del poder de creer en que lo que se hace merece un paso más.

Cuando creo conocer todo sobre un personaje, pienso que debe tener un final, pero a su vez, debe tener el mismo final que debería tener cada uno, lleno de pasión y dignidad.

"No hay causa más noble, que luchar por una causa perdida"

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