domingo, 7 de noviembre de 2010

Versia-4

-Podemos hacerlo fácil, o podemos hacerlo fácil y rápido, la diferencia es tu muerte, o que te encierren en un calabozo hasta que Thankuol venga a recogerte cuando ataque la ciudad.
-Con una mirada de miedo y furia, el salvaje y ahogado hombre lobo contestó:
-Me llamo Marius, me enviaron para traer este mensaje y volver-Miró a los soldados relamiéndose los labios con la sucia lenga, dando a entender que no pudo evitar matar a unos cuantos humanos.
-Que es eso que Thankuol quiere atacar una capital humana?
-Una risotada salió de la gruesa garganta del esclavo-No es Thankuol quién quiere destruir esta capital, es Kuolfra, y adivina por que tu viejo amigo querrá destruir esta ciudad hasta los cimientos.
-Yo-Respondió rápidamente Glornik, enseñando los dientes.
-Exacto, creímos que todos estos años hubieses estado en las tierras salvajes, huyendo de tu pasado, pero hace poco oímos a un soldado que se aventuró en nuestro territorio hablar con otro de una bestia enormemente poderosa que defendía con celo la capital de Mundoterra, y Kuolfra no pudo contener su rabia, no tiene nada en contra de este territorio, pero esta ciudad te ha dado cobijo, te ha aceptado y ahora le has cogido cierto, ¿cariño? Sea como sea, ya sabes lo que va a ocurrir, es cuestión de resignarse.
-Glornik restaba quieto, inmóvil, lo que hizo que varios soldados se apartasen lentamente, Travius bajó del caballo y desenvainó la espada, llegó al lado del hombre lobo y hundió la espada lentamente al lado de una de las heridas que ya tenía, ni siquiera movió la mirada de los ojos de Glornik, quizás, por qué ya estaba muerto, quizás por que no la sintió, lo cierto es que el cuello del hombre lobo se hundió en la mano de Glornik, hasta que todos los huesos se fundieron y se convirtieron en polvo dentro de piel.
-Ni lo ha notado no?-Preguntó Travius.
-No, las espadas humanas no suelen provocarnos demasiado daño, solo las de plata, veo que ya lo sabíais, por lo que aprecio en sus heridas.
-Si, pero mas valía cerciorarse de que no tenemos posibilidades, por que...no las hay, cierto?
-Bueno...si, la hay.-Respondió al tiempo que volvían a empezar los espasmos, los movimientos bruscos, mientras sus huesos volvían a su tamaño normal, y el pelo desaparecía excepto el de su barba y su pelo, por eso nunca se afeitaba, controlaba su pelo corporal a antojo.
-Cual?
-Mientras se vestía, Glornik levantó la cabeza hacia Travius y respondió:
-Como tu bien has dicho, vienen a por mi, por mi culpa, yo los he traído aquí, hemos de hablar Travius-Miró en todas direcciones alrededor-En privado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

m'encanta! tinc ganes de mes! podria ser una de les meues adiccions... ;)

Ann