martes, 2 de noviembre de 2010

Versia-2

Un humano, convertido en bestia, su cara era una fiera, aunque extraordinariamente bella cara de un lobo, un hocico sobresalía del lugar donde antes había una nariz, totalmente rodeado de pelo, todos los músculos estaban, aunque recubiertos de pelo, a plena vista para mostrar que eran fuertes y que estaban desarrollados casi al extremo, la espalda se le movía de arriba abajo mientras se mantenía a cuatro patas, y sus manos arañaban la arena.
De pronto atravesó limpiamente, matándolos casi al instante a un grupo de soldados aterrorizados mientras avanzaba rápidamente hacía su objetivo. El cañón se desmoronó y calló colina abajo cuando el hombre lobo cortó con sus zarpas las cuerdas que lo mantenían atado a la base de madera, provocó graves bajas en el ejército invasor y casi todas las armas de guerra quedaron convertidas en escombros. Lo que todos los paladines habían estado esperando ya había pasado, presas del pánico el enemigo que rodeaba a los paladines cayó sin remedio bajo los escudos y espadas sagradas, en pocos minutos, solo quedaban en la colina un hombre lobo, y el mismo señor de la guerra.
-No lo hagas perro –Contestó furioso este mientras desenvainaba la espada-Soy mucho mejor con la espada que tu con tus garras.
-No acabó de decir su frase, su cabeza rodaba hacia Travius, que le miraba fijamente, y volvía a hacer sonar su cuerno. En el acto, todos los paladines se disponían a rezar, ojos en el suelo, espada clavada en la tierra formando una cruz, aunque todos sabían que era meramente para darle tiempo al hombre lobo para coger sus cosas y correr hacia la ciudad para vestirse y esconderse.
Esa, era la diferencia que marcaba Glornik.
Era un hombre lobo, de las tierras altas, también llamadas Lunaterra. Nadie conocía la identidad del hombre lobo, era un acuerdo al que habían llegado Glornik y Travius, al principio se mostró desconfiado y recelaba, ahora, trataba a Glornik casi como a un hijo. Era invitado a toda clase de celebraciones, ceremonias y citas, ya que hasta Glornik sabía que la paz que reinaba en Crisoloro era gracias a sus habilidades como luchador canino. Había llegado a la ciudad haría unos cuatro años, Glornik no explicó a su llegada gran cosa de su pasado, y hasta la fecha no había nueva información a la vista, lo único que Travius sabía era que venía de las tierras altas y que había renegado de sus deberes como general del ejército de los hombres lobo, que su nombre era Glornik y nada mas.
Travius sabía de sobra que los hombres lobo no podían amar humanos, aunque no era demostrable nunca jamás había ocurrido, pero hasta el rey tenía una preocupación, y era que su hija, Landariel, gozaba merecidamente de la fama de la mujer mas bella de todo Mundoterra, hasta el punto que la mayoría de los señores de la guerra que intentaban sitiar la ciudad venían buscándola a ella.
Era una chica vivaz, alegre, perspicaz y quizás algo extraña, al ser un tesoro tan codiciado por todos, el rey le dijo a si hija que se podía casar con quién quisiese, pero que lo hiciese por amor, ya que era seguro que el pretendiente se enamoraría perdidamente de la princesa nada mas ser vista.
Landariel y Glornik rara vez habían hablado, pero era palpable para el rey que la respiración del paladín aumentaba de ritmo cuando la veía, como si tratase de frenar un instinto animal.
Esa era la vida de Glornik allá en Crisoloro, era un guerrero, desertor de su patria por algún motivo que nadie conocía, era el mas leal vasallo del rey, y el mejor luchador en secreto de todo Mundoterra.

Hasta un día.

1 comentario:

...Rousett dijo...

Amb ganes de més...
Ara em tens amb intriga! :)

Un beset!


...Roos