viernes, 15 de julio de 2011

Amores insólitos

Alan sujetó como siempre el micro, y miró atento la pequeña pantalla del estudio.
Ahí estaba ella.
Fabriccia, la mujer mas bella que sus tristes ojos jamás contemplaron. Quizás la mas ansiada de las mujeres en todo el mundo. Actriz, cantante, modelo, su carrera era una infinidad de metas de atractivo. Pero sin duda alguna era Alan el hombre que mas la deseaba. Solo aquello a nuestro alcance, pero aún asi inalcanzable puede doler tanto al corazón.
Alan era el traductor de la estrella mas famosa de la televisión actual, y quizás, su mejor amigo.
Hacía cosa de un año que le contrataron. Al conocerla vio lo que todos los hombres, una mujer bella y atractiva. Le encomendaron que fuese su escolta al mismo tiempo que su traductor, que la siguiese allá donde fuese para poder comunicarse con quién fuese. Pagaban bien, así que Alan aceptó.
El primer mes fue el mas frío de su vida. La mujer ni le miraba a la cara.
Pero todo cambió al segundo mes. La descubrió leyendo su libro favorito, y le dijo que tenía una versión firmada por el autor del mismo. Aquello interesó sumamente a Fabriccia, que cerró el libro y le preguntó por el tema filosófico de la novela. Al poco, acabaron destripando el final de todos los libros que habían leído, en un restaurante, comiendo solos por primera vez, hablando animadamente.
Al poco Fabriccia conversaba con Alan, y éste lo agradecía sumamente. Hablaron de música, política, deportes. Todo era animado entre ellos pues coincidían en casi todo. Hablaron de filosofía y llegaron a conclusiones semejantes entre botellas de champán en la limusina, regalos de su discográfica en su gira mundial
Alan sentía cada vez mas que aquello no era un trabajo, y trataba a la famosa mas como una amiga que como una cliente.
A los seis meses, los guardaespaldas de Fabriccia fueron despedidos y ella le obligó a llevarle por todo el mundo siempre cuidando de ella. Según ella, nadie cuidaba tan bien de ella como él mismo.
Cuando hablaba con altos dignatarios y tenía que traducirle las palabras a su oído, a veces se le escapaban comentarios chistosos o observadores, como una mirada a su escote, o una oración subida de tono, a lo que la actriz contestaba adecuadamente, y siempre miraba a la cámara, agradeciendo a su amigo la ayuda.
Cuando llegaron los ocho meses de su amistad Alan empezaba a sentir algo. Pasaba con aquella mujer doce horas diarias de media. Comía, andaba y dormía con ella. Bueno, al menos en su mismo hotel.
Entonces llegó el día uno de octubre, coincidiendo con los nueve mes de su amistad.
La nieve evitó que pudiese dar un concierto, por lo que Alan y Fabriccia se quedaron en el hotel, en una suite de tamaño gigantesco, que tenía un jacuzzi en una terraza. Fabriccia le dijo a Alan que quería poder estar en el jacuzzi con agua caliente mientras nevaba. Debía ser un espectáculo fabuloso, dijo Alan.
A los pocos minutos Alan estaba al lado del Jacuzzi, hablando con la cantante, vestida con un pequeño bikini que ocultaba menos que lo que Alan podía soportar. No era un modelo como los que solían ligar con Fabriccia, pero si iba al gimnasio y su éxito con el sexo femenino era patente.
De repente Fabriccia mandó a Alan llevarle dos botellas de champán del mini bar, y que entrase con ella en el jacuzzi. Se alegraba de tener un amigo como él.
Al entrar Alan con sus pequeños boxers al jacuzzi se sintió intimidado por la belleza de aquella mujer. Le miraba fijamente, y le sonrió.
Hablaron largo y tendido sobre las vistas nevadas mientras bebían sus sendas botellas de champán. La nieve empezaba a cubrir los bordes del jacuzzi, y poco a poco las piernas de ambos ocupantes se habían entrelazado.
Alan se sentía pletórico, y no osaba mirar a Fabriccia mas de veinte segundos seguidos.
Un instante después de le cayese un copo de nieve en la nariz, vio como Fabriccia se adelantaba hacia él. Le tocaba la mejilla y le miraba directamente a los ojos, buscando algo en ellos, encontrándolo sonriendo.
Y le besó.
Fue un beso grave, grande, húmedo y seco, corto y largo. Fue, sin duda alguna, el mejor beso que jamás le dieron a Alan.
Y el correspondió.
Al poco, estaban en la nieve, derretida por el agua del jacuzzi caliente que habían tirado, besándose, abrazándose, acariciándose. Quitarse la ropa fue para ambos un alivio.
Y lo que les siguió, una muestra de amor mayor que la que pudieron jamás conceber.
Alan hizo el amor con mas cariño y ternura que la primera vez que lo hizo.
Fabriccia se sintió amada por primera vez.
Y durmieron abrazados en la cama de la suite, llena de nieve, y agua.
Al despertar, Alan estaba solo.
Se vistió y arregló, incrédulo.
Al verse con Fabriccia en el rellano, la alegría le embriagó, mas fue en ese punto donde su corazón cambió de sentido.
Fabriccia le volvió a mirar como una cliente.
No le dio explicación alguna. No le dijo nada, y volvió a ser distante y ausente.
Alan calló en una profunda depresión, aunque lo ocultó a todo el mundo. En especial, a Fabriccia.
Navidad se acercaba, y con ella, la gala de navidad de Nueva York, a la que asistiría Fabriccia, con multitud de estrellas, pero siendo ella misma la portavoz.
Alan debía traducir todo lo que le dijesen sus compañeros.
Llegó la ansiada gala. Alan iba de traje, aunque no debía moverse del estudio. Aún asi sus cuatro copas de mas le decían que mas le valía ir bien vestido.
Salieron los famosos cantando y bailando, vestidos adecuadamente, por turnos.
Unos polacos, españoles, franceses, brasileños, rusos…
Todos eran impermeables a sus miradas.
Solo le importaba Fabriccia.
Al salir, calló varios instantes.
Estaba hermosa, como una estrella recién nacida. Su vestido, dorado y brillante, hacía que Alan enmudeciese, y su pelo, liso como el fluir de una cascada, le obligó a tragar pausadamente.
Su mirada, neutral, parecía triste.
Mas era actriz, sabía fingir. Y fingió estar “Contenta y feliz de estar aquí esta noche”.
Los primeros minutos de la gala fueron chistes y bromas entre los asistentes, que fingian con gracia entenderse entre ellos mediante sus respectivos traductores, escondidos.
De repente, Alan no aguantó.
Mientras todos miraban a Fabriccia, sonriente, Alan recitó de memoria la misma declaración que llevaba dos meses repitiendo una y otra vez en su cama, mientras él debía decirle qué decir, en el momento culminante de Fabriccia, y toda la gente en el globo la observaba, fijamente:

-¿Sabes? Te quiero. Te quiero de una manera diferente al querer. Te quiero, porque veo en ti tu alma, tu espejo interior, y tus gotas de vida. Te quiero, porque sin ti este mundo es frío, absurdo, y me muestras que hay mil maneras de ver una cosa. Te quiero, porque al estar a tu lado trabajando me mostraste tu fortaleza, pero al estar solos, me enseñaste tu ternura. Por eso hoy necesito decirte Fabriccia...
-La actriz restaba muda, en el escenario,con cientos de miles de personas alrededor del mundo mirándola, callada, llorando, con la tan odiada sonrisa falsa. Muchos a su alrededor sintieron como su pulso se aceleraba.
-Que no hay mañana sin ti. Que mis domingos, a sabiendas que no te veré me azotan como un demonio encarnizado, y que te necesito a mi lado. No me importa quién seas, o qué representes. He tenido que ver como tonteabas con muchos hombres casi por obligación, y conmigo fue diferente. Asi que no me engañas. Fabriccia, tu me quiere, y yo....yo simplemente te amo como la mujer que eres.
-Al decir la sentencia "te amo" Fabriccia empezó a llorar de manera exagerada, riendo, y, finalmente cogió el micrófono, triste, y taciturna:
-Hace días me diagnosticaron un cáncer. No me queda mas que un mes de vida.

6 comentarios:

clockwork-artichoke dijo...

Dios, ¡no me esperaba ese final para nada! Hace tiempo que no te comentaba, increible. ;)

María (LadyLuna) dijo...

Cuánto tiempo sin pasar por aquí. ¿Sabes? Escribes mejor que hace unos meses. Me has impresionado :)

Anónimo dijo...

Felicitaciones, una historia bien contada. Protagonistas creíbles y una fábula poco común.
Un abrazo.


www.hablaspalabras.blogspot.com

Midala dijo...

El final...no me lo esperaba!!!!! Pero me gusto mucho!!enhorabuena!!bs

ese barra a punto dijo...

Te amo.
Quizás soporte esa palabra.
Una historia maravillosa.

Un beso y dos abrazos.

Anónimo dijo...

Toda história de amor tem um final surpreendente!
a maior forma de se expressar o amor é vivê-lo,intensamente....
un abrazo ,
amigo Vicent